El Monasterio de San Isidro de Dueñas, conocido popularmente como La Trapa, está ubicado a cinco kilómetros de la localidad, fue durante la Edad Media uno de los cenobios más importantes y prósperos de toda la península. Fray Damián Yáñez asegura que el Monasterio de San Isidoro, actualmente San Isidro, es anterior a la invasión de los árabes, seguramente del siglo VII.
A finales del siglo IX es restaurado por el Rey Alfonso III, El Magno, su fundador, ya que reconstruyó las edificaciones y liberó al monasterio y a la comarca de las razzias musulmanas.
Los sucesores de Alfonso III, Fernando I, García, Ordoño II, Fuela II y Ramiro II, así como la influencia y privilegio de los nobles y ricos señores de la época, lograron un próspero convento con influencia de Asturias, León, Valladolid y Segovia. Fruto de esta influencia es la propiedad que los monjes de San Isidro tuvieron sobre la Iglesia Visigótica de San Juan de Baños, el monasterio de San Andrés de San Martín de Valvení, la iglesia de San Miguel de Baltanás, entre otras.
Desde el siglo XI al XV, San Isidro estuvo bajo la tutela de la orden de Cluny y apoyado por los monarcas castellanos para contrarrestar la influencia mozárabe de la poderosa Toledo.
En 1478, el Monasterio de San Isidro, se vincula a la orden de San Benito el Real de Valladolid, e inicia un nuevo período de esplendor que se verá frenado por la invasión francesa y por las leyes desamortizadoras de Mendizábal. En la Guerra de la Independencia fue cuartel general de las tropas francesas durante toda la contienda.
Los actuales monjes son Cistercienses de La Trapa, de origen francés, asentados en el Monasterio desde 1891.
Las características arquitectónicas del actual monasterio, no son uniformes y responden a los aconteceres históricos sufridos. Desde una parte románica como la entrada y estructura de la iglesia, no así su interior, hasta un aspecto herreriano y moderno de la fachada principal del convento, dando al conjunto un aspecto que si bien no asombra por su interés artístico, es un lugar de remanso para el espíritu.
En 1595 Felipe de la Cagiga diseña las celdas y el refectorio, construidos por Juan de la Lastra. En 1604, un incendio arrasó prácticamente el convento y su reconstrucción posterior es la que permanece actualmente. La decoración de la iglesia, incluso el retablo, es obra de Félix Granada (1925).
San Isidro de la Trapa es lugar de descanso y reflexión acompasada entre los ríos Pisuerga y Carrión, en una vega repleta de arboledas y cultivos.
El convento es centro de reunión de numerosos creyentes que se dan cita diariamente para participar en la liturgia con los religiosos.
La beatificación del monje Hermano Rafael, ha dado nuevo impulso a las muestras fervorosas de los fieles que visitan en gran número la capilla donde reposan sus restos.
Mención especial para una remozada biblioteca que puede ser un centro de gran interés para el estudio y la investigación.
La Trapa o San Isidro de Dueñas es una visita obligada para el caminante donde puede reponer fuerzas en el silencio.